miércoles, 9 de enero de 2013

El humilde ladrillo

El humilde ladrillo

 
 
En estos días vuelve a estar de actualidad el hotel del Algarrobico, convertido por algunos en símbolo y estandarte de guerras que poco o nada tienen que ver con la defensa de los intereses de nuestra tierra, de Almería.
Estoy seguro que a nadie se le pasa ni por la imaginación que lo que está sucediendo en Almería con el hotel Algarrobico hubiera sucedido de estar ubicado en otra provincia, y no hace falta que salgamos de Andalucía. Pero es que, señores, en Almería cabe todo, hasta el espectáculo de ver como los que antes decían que sí e hicieron lo posible y lo imposible para que fuera que sí, ahora dicen que no y atacan a aquellos que defienden, que defendemos, la regularización como la salida menos mala para todos.
Cuando oigo a alguno de nuestros dirigentes en Andalucía decir desde sus cómodos despachos que “hay que acabar con la dictadura del ladrillo”, yo me pregunto ¿en que mundo viven? y siento pena, mucha pena, pero no por ellos sino por los que dependemos de las decisiones que toman dirigentes así que gobiernan de espaldas a la realidad. Hasta que no superemos esta fase de demonización del ladrillo y reconduzcamos la situación para que el sector de la construcción deje de estar “a cero” y vuelva a funcionar, no saldremos del pozo sin fondo donde nos encontramos metidos. Y es que, el humilde ladrillo de barro, pedazo de tierra amasado y cocido, es ahora visto por algunos casi como un arma de destrucción masiva.
 

La situación actual a la que se ha llegado ha sido posible porque desde las distintas Instituciones y Administraciones se ha permitido, se ha alentado, en unos casos por acción y en otros casos por omisión. Y ahora esos que han dejado que la burbuja se inflara hasta estallar, ahora se rasgan las vestiduras e impiden que miles y miles de familias puedan ganarse la vida y comer de aquello que saben hacer. Y es que el mundo de la construcción lo toca todo y, directa o indirectamente, llega a los demás sectores.
Dejemos de frivolizar con algo tan serio como las cosas de comer, pongámonos las pilas, pongámonos a planificar el futuro de los ciudadanos, futuro que sin ningún género de dudas pasa por reactivar el sector de la construcción, aprendamos de los errores cometidos, preocupémonos más de la gente y dejémonos de demagogias baratas.
Sin duda, habrá que implantar un nuevo modelo productivo que no esté basado únicamente en el ladrillo. Pero lo que tampoco me cabe la menor duda es que mientras tanto y hasta que esos otros modelos productivos estén a pleno rendimiento, la construcción es el único sector capaz de reabsorber a las miles, millones de criaturas que han quedado desahuciadas, y que no sólo se están quedando sin casa, sino sin futuro y sin esperanza!.

Autor: Luis Reche

No hay comentarios:

Publicar un comentario