sábado, 9 de agosto de 2014

Tu decides:

Durante los primeros años en el Trabajo, en una de las excepcionales ocasiones en que pude pasar un tiempo en la casa del maestro de mi maestro, estuvimos cortando madera junto a otros hombres cerca de una pequeña laguna. El maestro había estado observando algunas carpas doradas de gran tamaño. Caminaba lentamente con un bastón, aun con imponente figura a sus ochenta años, con su cabeza completamente afeitada y un parche negro sobre el ojo que había perdido hacia mucho tiempo. Estos peces nadaban desde las profundidades hasta la superficie, en especial si uno le arrojaba algo de comer.

- Cuando observo mi mente- le dije- lo que observo con mas frecuencia son pensamientos extraños y desconocidos que suben a la superficie y desaparecen nuevamente. Tengo poco control sobre su contenido.

- Esta observación debe mantenerse- dijo el maestro- pero hay algo más que puedes hacer. Puedes acumular pensamiento y dirigirlo hacia donde tú quieras. Puedes, por ejemplo, visualizar gente que puede necesitar tu pensamiento positivo y simplemente dirigirlo hacia ella.

Mi receptividad ante lo que estaba diciendo fue tan completa que no tuve más comentarios ni preguntas.


Kabir E. Helminski

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